Censo de arbolado

Existen ejemplares masculinos y femeninos, siendo facil distinguir estos por la presencia de sus frutos.

Por primera vez en su historia, y poniéndose a la vanguardia de las ciudades latinoamericanas, Buenos Aires ha iniciado un proceso para la puesta en marcha del Plan Maestro de Arbolado Urbano de la Ciudad. A partir del censo de arbolado que se inició en diciembre de 2000, a cargo de docentes y pasantes de las facultades de Agronomía y Ciencias Exactas, y del procesamiento de dicha información, la Ciudad cuenta hoy con detallada información sobre cada uno de los 356.794 árboles que contribuyen a embellecerla y darle su particular fisonomía.

Contar con un censo del arbolado de alineación , como se denomina el que se localiza sobre las veredas de las calles y avenidas porteñas para distinguirlo del que integra los parques y plazas, ha permitido conocer las características y el estado en que se encuentra cada uno de sus árboles.

La realización de este censo constituye el primer paso para la realización del Plan Maestro, pues permite realizar un diagnóstico exhaustivo y orientar las inversiones futuras en el área. Ahora, la Ciudad posee información suficiente como para definir una política de plantación y reposición.

A fines de noviembre último se hizo la primera presentación pública de los resultados del censo en las salas A-B del Teatro Municipal General San Martín, a partir de la cual se recogieron opiniones y observaciones de los especialistas sobre el perfil y definiciones que el Plan Maestro en elaboración debería tener. Durante el encuentro se divulgaron los resultados del censo.

Según el doctor Eduardo Malis, director general de Espacios Verdes de Buenos Aires, la falta de planificación ha dado lugar a la plantación anárquica de especies, sin criterios que la guíen, lo que en muchos casos derivó en la percepción del árbol por parte del vecino como un elemento al que debe enfrentarse, sin advertir los beneficios que le aporta a la ciudad. Malis agrega un dato de interés: de los reclamos que recibe el gobierno de la Ciudad, el 80 por ciento se origina en el arbolado público.

Los ingenieros agrónomos Carlos Anaya, Jorge Fiorentino, Antonio Ruiz y el licenciado en informática Guillermo Herreros Delgado, todos integrantes de la Dirección General de Espacios Verdes de la Ciudad, señalan que en las últimas décadas hubo un cambio significativo sobre la percepción de la vida útil del arbolado urbano: se destaca la importancia de contar con especies adecuadas que requieran menos cuidado, afecten lo menos posible el tránsito peatonal y vehicular, y posean mayor resistencia a las enfermedades. Los funcionarios lo definen con un slogan: el árbol correcto en el sitio correcto .

¿Cuál es el objetivo de contar con un Plan Maestro de Arbolado Urbano? Mejorar el número de árboles necesarios que permitan un desarrollo armónico en función de aspectos utilitarios, paisajísticos y ambientales; alcanzar un adecuado mantenimiento de los árboles, y normatizar la calidad de los árboles, las tareas de plantación y mantenimiento y seguridad en el trabajo.

De los 356.794 árboles plantados casi la mitad, exactamente el 44,8 por ciento corresponde al género fresno distribuido en 7 especies, de las cuales la americana es la de mayor incidencia. En forma decreciente siguen el plátano (9,6%), paraíso (8,5%), ligustro (6,5%), tilo (4%), ficus (3,3%), acer (2,9%), crespón (2,6%), acacia (2,5%), tipa (2,4%), jacarandá (2,3%), sófora (1,2%), álamo (1,2%), sauce (0,9%), árbol del cielo (0,6%), liquidambar (0,6%) y gomero (0,5%).

El censo relevó el estado del arbolado y reflejó que apenas poco más de la mitad (54,7%) está en buen estado. El acer es la especie que se encuentra en peor estado porque es muy susceptible al ataque de hongos xilófagos.

Entre los criterios propuestos para la selección de las especies se destacan: adaptación al medio, velocidad de crecimiento, característica de la madera, hábitos de las ramas, tamaño en la madurez, valor ornamental, resistencia a plagas o enfermedades, y follaje en cuanto a textura y caducidad.

También se plantea como objetivo diversificar el número de especies para contar con mayor biodiversidad y en consecuencia disminuir la vulnerabilidad de la población arbórea al contagio de plagas. Se propone: ir disminuyendo gradualmente el porcentaje de la especie fresno americano, hasta llegar a valores aceptables de biodiversidad; incrementar el número de especies y aumentar la frecuencia de las que están plantadas en poca cantidad, y recomponer todas las situaciones anómalas detectadas en el censo.

Para reducir los costos de mantenimiento, se privilegiará el empleo de árboles de segunda y tercera magnitud. Las especies de mayor porte (primera magnitud) se seguirán empleando en renovación y reposición de sectores puntuales.

Horacio G. Levit